EL BAILE DE LA VIDA

Columna del año pasado, pero creo que es importante hablar del baile de la vida siempre.

Otra vez he tenido la suerte de colaborar con el Semanario Más.  Esta semana el tema era más complicado ya que el tema de la muerte, aunque forma parte de la vida, sigue pareciendo un tema tabú. Hace meses ya hablaba del Club de la Resplandeciente Oscuridad, ójala no hiciera falta hablar de ello, ójala no hubiera tenido que entrar en ese club ni tampoco muchas personas que quiero pero así es este baile en el que cada vez tenemos un papel diferente. La muerte tiene su papel, aunque cueste entenderlo, y es que nos permite valorar la vida. Sería más sencillo si eso se aprendiese en el colegio pero no, es una clase práctica en la que tu alma se desarma y debe componerse de nuevo añadiendo las piezas que dejó la persona que se fue.

Pensaba escribir sobre la alternativa que se nos ofrece en verano de aplazar las cosas y descansar o los ánimos que encontramos para coger las riendas de tu vida y proyectos y tirar hacia delante,  pero la vida da vueltas y te alborota en un momento los planes…

Hoy una persona ha perdido la vida de una forma injusta, incomprensible, sin avisar… Así ocurre diariamente, convivimos con el dolor aunque no lo sepamos, quizás no somos los protagonistas pero otros están pasando ese trance. Y es que la vida puede ser muy puta. A veces te destroza y vapulea, te deja sin aliento frente a un futuro negro…Pero quiero pensar (no, estoy segura) que no es negro sino incierto. En el momento indicado, cuando crees que ya no puedes más, aparece una tabla salvavidas a la que aferrarse. Quizás era algo que ya conocías o fue una sorpresa o…el caso, es que ahí está. En otras ocasiones tocamos fondo, y  el descenso es agotador y agobiante y nos sume en el abismo pero nos demuestra que hay una base sobre la que podemos apoyarnos firmemente y subir para salir de allí. Quizás en ocasiones aprendes a sobrevivir o VIVES, nunca se sabe, sigues adelante, el reloj no se detiene y la vida continúa aunque no nos expliquemos cómo puede ser así.

No queremos hablar de muerte cuando al hacerlo realmente de lo que hablamos es de vida. Cuando se asume que esta pareja es inseparable se aprende una forma diferente de apreciar la vida, cada cosa adquiere la importancia que realmente tiene, eres consciente de que a veces sólo tenemos una oportunidad para hacer las cosas y que más vale arrepentirse de lo que hemos hecho que no de cosas que ya no pueden ocurrir. El dolor acompaña a la felicidad y realizan un baile que puede parecer caótico y atroz pero que con la distancia adquiere una cadencia y un ritmo y nos sorprendemos de haber sido capaces de bailar en la oscuridad, de haber prendido una luz buscando nuevas escenas y hemos encontrado personas que nos han enseñado pasos o a los que hemos acompañado buscando su propio son. La sonrisa surge aunque sea entre lágrimas y comprobamos que no se han ido del todo, nos acompañan en nuestro viaje, marcan nuestros pasos y danzan con nosotros. Es el regalo que nos entregan.

Laura

Deja un comentario

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

Subir ↑