INOCENCIA INFANTIL

Qué dulce inocencia la de los niños, que lástima que luego nos volvamos tan…adultos.

Con lo felices que vivimos con esa generosidad innata,

con la ilusión de que nos pueden sacar caramelos de las orejas (y que no tienen por qué acabarse),

que si cierro los ojos ya estoy escondida porque como yo no veo lo de alrededor el mundo no me ve a mi,

cuando se pregunta por qué en cada momento por las ganas ilimitadas de querer aprender más,

cuando necesitas el contacto y puedes dar un beso, acariciar, abrazar o decir te quiero siempre que te apetezca…

que increíble la infancia y que increíble redescubrirlo con mi pequeño al lado.

Gracias por todo lo que me enseñas, David 🙂 🙂 😀

Laura

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